Cuando estamos en un estado emocional elevado, ya sea de felicidad o enojo, es fácil dejarnos llevar por nuestras emociones y tomar decisiones impulsivas que pueden no ser las mejores para nosotros a largo plazo. Por lo tanto, es importante tomarse un momento para reflexionar y considerar las consecuencias de nuestras acciones antes de tomar una decisión.
Del mismo modo, cuando estamos tristes, podemos sentirnos abrumados y desesperados, lo que puede nublar nuestro juicio y hacernos tomar decisiones que no son las mejores para nosotros. En estos momentos, es importante tomarse un tiempo para procesar nuestras emociones y buscar apoyo emocional antes de tomar cualquier decisión importante.