Esta frase destaca que la supervivencia no depende únicamente de la fuerza física, sino de la capacidad de adaptarse a los cambios y ser flexibles en diferentes situaciones. Aunque la fuerza puede tener cierta importancia en ciertos contextos, la inteligencia y la capacidad de adaptación son características clave para enfrentar los desafíos y superar las adversidades.
En la naturaleza, los organismos que pueden ajustarse a los cambios en su entorno, aprovechar nuevas oportunidades y modificar sus estrategias de supervivencia tienen una mayor probabilidad de sobrevivir y prosperar. Esta idea también se puede aplicar a los seres humanos y a las organizaciones. Aquellos que son capaces de adaptarse a los cambios en el entorno, aprender nuevas habilidades y ajustar su enfoque tienen más posibilidades de tener éxito y alcanzar sus metas.
La frase nos recuerda que el cambio es inevitable y que es necesario estar dispuestos a aprender, evolucionar y adaptarse a nuevas circunstancias. Aquellos que se aferran a formas de pensamiento y comportamiento rígidas y no están dispuestos a adaptarse, corren el riesgo de quedarse rezagados y enfrentar dificultades para sobrevivir y tener éxito en un entorno en constante cambio.