Esta frase es una metáfora que representa una situación en la que existe una competencia o rivalidad constante entre dos partes, en este caso, el león y la gacela. La expresión sugiere que cada día se inicia un nuevo desafío o una nueva oportunidad para ambas partes, y cada una debe estar preparada y alerta para enfrentarse y sobrevivir en su respectivo entorno.
El león, como un depredador, necesita cazar a la gacela para sobrevivir, mientras que la gacela, como presa, debe evitar ser atrapada por el león. Esta lucha diaria representa la constante lucha por la supervivencia en la naturaleza.
La metáfora también puede aplicarse a situaciones en la vida cotidiana, donde las personas se enfrentan a desafíos y competencia en sus actividades diarias. Simboliza la necesidad de estar alerta, preparado y dispuesto a enfrentar los desafíos que surgen a diario.